¡Ciao, amici! Soy Paolo Nannerini, chef italiano propietario de la Trattoria Piccolo Mio en Boadilla del Monte, apasionado por compartir las delicias de mi país. Hoy te llevaré en un viaje culinario, recorriendo las serpenteantes calles de la bella Roma, hasta llegar a la cocina de una Nonna Italiana, donde el aroma de la salsa carbonara recién preparada llena el aire.
Para preparar auténticos spaghetti alla carbonara, necesitarás los siguientes ingredientes:
- 400 gramos de spaghetti de alta calidad
- 150 gramos de guanciale (es similar al pancetta, pero viene de la mejilla del cerdo)
- 100 gramos de queso pecorino romano rallado
- 4 yemas de huevo frescas
- Sal al gusto
- Pimienta negra al gusto
Pasos de la receta
Empieza por poner a hervir agua con sal en una olla grande. Añade los spaghetti y déjalos cocer según las instrucciones del paquete, pero siempre apuntando a al dente. Mientras tanto, corta el guanciale en trozos y fríe en una sartén grande sin aceite – la grasa del guanciale será suficiente – hasta que estén crujientes y dorados.
En un bol aparte, bate las yemas de huevo, añade el queso pecorino rallado y mezcla bien. Agrega pimienta negra al gusto.
Cuando los spaghetti estén listos, reserva un poco del agua de la cocción y escúrrelos. Luego, apaga el fuego de la sartén con el guanciale. Agrega los spaghetti a la sartén y mezcla bien con el guanciale.
A continuación, vierte la mezcla de yema y queso en la sartén y revuelve rápidamente. Añade un poco de agua de cocción, si es necesario, para obtener una salsa cremosa. El calor de los spaghetti cocinará suavemente la mezcla de huevo y queso, pero no quieres que se convierta en revuelto.
El truco está en mover rápido y con decisión, ¡como un verdadero chef italiano! Si es necesario, vuelve a poner la sartén en el fuego muy, muy suave, pero sólo si ves que la salsa necesita espesarse un poco.
Sirve inmediatamente, con un poco más de queso pecorino y pimienta negra espolvoreada por encima, y disfruta de este clásico italiano en toda su gloria.
La carbonara es una danza de sabores y texturas: el salado guanciale, la cremosidad del huevo y queso, la pimienta que despierta el paladar, y, por supuesto, los spaghetti al dente que los unen a todos. La carbonara verdadera no necesita crema o ajo; es una sinfonía en su sencillez.
Buon appetito!